No puedo decir que lleve una larga trayectoria en el mundo del yoga, pero sí intensa.
Estudié la carrera de Derecho y me dediqué plenamente al mundo empresarial. Hace doce años, por circunstancias personales, mi vida se encontró con el con el Yoga, y me enamoré. Desde ese momento -y pasando por diferentes etapas- ha sido mi pasión, dejando atrás mi anterior profesión.

Primero me formé y trabajé como profesora de Pilates, así como entrenadora personal; sin dejar mi práctica diaria de yoga y tras sentirme más segura y afianzada, comencé mi formación con el maestro Carlos Rui de la escuela CPYOGA.

Gracias a la escucha consciente que el yoga proporciona, se me fue abriendo este camino lleno de sabiduría, hasta llegar a crear mi propio centro. Decir que cambió mi vida sería poco: transformó mi ser y mi alma. Me siento plenamente agradecida.

El yoga es una luz que, una vez encendida, ya no se apaga. Cuanto más se practique, más brillará.